Comentario a Anaximandro de Mileto


Discípulo de Tales, Anaximandro fue un hombre de profunda reflexión y de gran acción. No debemos entender que los filósofos son personas retiradas en el mundo de lo lejano y de las ideas, sino más bien personas de lo más práctico, adueñadas en su existencia por la fragilidad del pensamiento y también de su incomparable consistencia.

Anaximandro dijo que «el principio no es el agua ni ningún otro de los que se dice que son elementos, sino cierta otra naturaleza indefinida a partir de la cual nacen todos los cielos y todos los mundos que hay en ellos. Aquellas cosas de donde tienen los seres su nacimiento son las mismas en donde perecen según lo necesario; pues se dan unos a otros justicia y retribución de la injusticia según la disposición del tiempo. Así lo dice, con palabras más propias de la poesía»

El texto lo tenemos en Simplicio.

_____

A partir de aquí son reflexiones sobre lo que Anaximadro quiso decir con esas palabras tan poéticas, y por lo tanto tan oscuras. Reflexiones existen muchas. En la web incluso se encuentran grandes textos sobre este pequeño fragmento de la historia universal.

_____

Anaximadro habla, con mucha humildad, sobre aquello que «es» la realidad. Piensa que todo es «de donde procede» y por lo tanto debe ser llamado «principio». Con humilidad porque poco más pudo decir. Pero utiliza una expresión griega que no significa sólo origen sino también «poder regio» (principio en cuanto «príncipe», que de alguna manera determina y comparte su ser).

Aquello que es principio se extiende más allá de sí mismo dominando los seres en un continuo ir y venir, aparecer y desaparecer, en justicia y retribución de esa justicia. A esa dinámica de amor-odio también le da un contenido específico y clave: «necesidad».

Lo principio es lo indefinido.

____

Los seres (ta onta, expresión creada ad hoc por Anaximandro para hablar de la realidad que nos concierne y circunscribe, y que por lo tanto también «somos» cada uno de nosotros) son los que existen, a diferencia de «lo principio» pero siendo en función de él, es decir, son entes en tanto que hay un principio que les da origen y que supone para ellos final. Y esto es «necesario».

____

Lo indefinido es compartido esencialmente por lo principio, pero también más allá de sí mismo en los seres. Lo apeiron (en griego) se puede traducir por lo infinito, lo iliminado, lo indeterminado. No sabemos bien qué quiere decir con la experiención «aperion», aunque está claro que resurge en la historia de la filosofía continuamente como aquello que no tiene ni límites ni se puede poner límites en él, pero puede ser pensado como necesario y como posible.

Comentario a Tales de Mileto


Pocas cosas se sabe de este sabio. No dejó nada escrito, según cuentan las crónicas, y eso hace más difícil aún hablar de él y de su filosofía. No fue sólo un pensador, sino que, considerado entre los Siete Sabios de Grecia, conocío todas las artes de su época y las engrandeció.

Los antiguos, y es una reflexión que hago como primer dato filosófico, no disponían de las herramientas para pensar que tenemos en la actualidad. Incluso carecían de grandes conceptos que atrapasen intelectualmente, para poder ser pensadas, muchas de las realidades que ahora conocemos. La lengua humana, en cualquiera de sus idiomas, se va desarrollando y con Tales también.

Tales es un observador. Según cuentan viajó a Egipto, donde pudo comprobar, tras su largo camino por el mar, las crecidas del Nilo. Allí donde alcanzaba el agua, también aparecía vida, de tal manera que todo cuanto surgía provenía del agua. Por así decir, el agua es el origen de todo. Y más allá de eso, comprobable a simple vista quizá, pensó también que «todo era agua». Es decir, el agua se transformaba en las realidades a las que daba continuidad. El agua no desaparece, se transforma.

Todo aquello que es visible tiene que ver con el agua. Y hemos de pensar que también con sus cualidades.

De aquí en adelante… dejo que la gente piense.

 

Ser filósofo


Escribir filosofía o historia de la filosofía es una cuestión. Ser filósofo es otra diferente. Las dos primeras se pueden estudiar y hacen referencia a una reflexión sobre el pensamiento y sobre la realidad en su totalidad, sin que, quizá, se quede ningún rincón del mundo por ser pensado.

Ser filósofo es reconocer que la máxima herramienta otorgada al hombre es el pensamiento, y que su ejercicio no es el cansancio de noches enteras sin dormir leyendo, sino la vida misma. Ser filósofo es un ejercicio vital donde la realidad se dispone por encima de cualquier opinión personal, en la búsqueda de la verdad. Ser filósofo nace de una experiencia tremenda y fascinante: «nadie puede quedar indiferente a la verdad, y la verdad ha de ser buscada».

A mis alumnos, cuando comienzan estas cuestiones en las clases, les intento mostrar esto. ¿Qué ocurriría si un hombre se diera cuenta de que todo ha sido mentira? O, ¿qué elegiría alguien a quien le van a confiar un secreto: un secreto de mentira o un secreto de verdad?

La verdad está en todas partes, de tal manera que todo puede ser pensado. Algunas preguntas con más urgencia que otras. Todo tiene que ser pensado, o de lo contrario la posibilidad de ser engañado siempre permanecerá invisible.

Ser filósofo es vivir en tensión: entre la verdad y la mentira. Sólo una verdad para todas las mentiras posibles, o medias verdades que viene a ser lo mismo. La verdad primero de la propia capacidad, que sitúa a la persona en la humildad necesaria para el pensamiento y la disposición de búsqueda que requiere todo aquel que no ha encontrado y desea hacerlo, o que ha encontrado sin haber sido totalmente consciente de dicho impacto.

Ser filósofo es no dejarse llevar por la vida corriente. Ser filósofo es pensar. Frente a quienes son principalmente sensitivos (quienes dan primacía a cuanto sienten) o volitivos (a los quereres), ser filósofo es el arte del descanso, el del pensamiento antes de la acción, el de la prudencia respecto a la vida y el temor a equivocarse de forma permanente y definitiva.

Ser filósofo nace de otra experiencia curiosa. La de conocer la mentira y el poder de la mentira. La mentira como el engaño, la frustración de haber confundido la propia vida y de estar perdido respecto a lo importante. La mentira, porque quien despierta a la filosofía se encuentra como habiendo dormido una gran siesta durante tiempo creyendo estar vivo. La filosofía es el nacimiento nuevo a una existencia curiosa en la que nada da igual y en la que todo es importante. La filosofía es filosofía por el detalle y cuidado minucioso de la existencia, donde los sentimientos cobran su relevancia justa igual que los propios deseos, igual que las propias opiniones sobre la existencia. La filosofía es detalle porque se piensa desde la amistad hasta el trabajo, pasando por las gigantescas preguntas del hombre sobre su origen y su futuro, sin que ninguna de las respuestas obtenidas, en diálogo permanente con la realidad, pueda considerarse como suficiente, como definitiva, como estable más allá de la vida.

La experiencia de la mentira es conjuntamente la experiencia del deseo de la verdad. A quien lo ha vivido, confundido, siempre le quedará el interrogante sobre por qué no pudo elegir o no eligió la verdad. La verdad es constitutivo del ser humano, igual que la filosofía, pero no todos dan el paso más allá de lo que es evidente o aparente.

Así es… aunque no del todo desarrollado. Siento mi cansancio en esta reflexión, pero ahora me voy a dormir.

Un saludo